Hoy, día de la Constitución Española, inauguramos un nuevo conjunto de entradas que serán agrupadas bajo el título y la etiqueta de Educación cívica y constitucional. Queremos colocar en el centro de esta «sección» el texto de nuestra carta magna, así como nuestra interpretación de la realidad social que la desarrolla. Un espacio más reivindicativo y personal que pueda canalizar nuestra indignación ante el orden existente y todo lo que está pasando en los últimos años.
Aquí no se trata, por tanto, de recopilar recursos en Internet aunque no descartemos hacerlo. Más bien necesitamos expresar nuestra visión de las cosas, una forma de tomar partido y de contrarrestar a quienes despojan a los contenidos y prácticas educativas de su carácter ideológico, cultural y político; presentándolas como «objetivas» y/o «despolitizadas». Creemos que en realidad lo que encubren es el intento de reproducir la realidad existente, que las cosas sigan siendo como son, que no cambien, casi siempre para mantener una posición o condición que favorece intereses y necesidades propias.
En nuestra opinión, la forma de abordar didácticamente el texto constitucional podría ubicarse más o menos entre las siguientes alternativas:
- Una presentación de su articulado, desprovista de todo análisis o puntos de vista críticos sería la panacea para quien defiende una educación que busca la reproducción social. La Constitución es el marco legal que hay que conocer y obedecer porque sí. La Constitución no se interpreta, aunque cada resolución del Tribunal Constitucional nos demuestre lo contrario, o aunque exista un conflicto permanente entre su articulado (por ejemplo entre el derecho a la vivienda y la ley que regula los desahucios). Lo único que debe acompañar al texto legal, según esta concepción, sería una enumeración de las ventajosas razones de su existencia.
- La presentación de su articulado junto a una reflexión y un debate sin la participación del profesorado (para no influir) no cabe duda que es una alternativa con variadas ventajas. Un intercambio que valore la existencia de contradicciones entre el ordenamiento legal y la realidad que cada quien percibe. El problema de este planteamiento: el desarrollo de la capacidad crítica se circunscribe y limita al conocimiento y experiencia de los/as participantes.
Una investigación más o menos orientada que permita acceder a la mayor cantidad posible de puntos de vista (críticos y no críticos) y que pueda interrelacionar la perspectiva legal con otras formas de conocimiento: la historia, la estadística, el estudio comparativo, la ecología, etc. Esta concepción requiere y promueve la reflexión y el debate permanente, tratando de identificar las ventajas y desventajas de cada postura, el análisis de consecuencias, la adopción de una posición particular y autónoma en función de las propias prioridades (también puede ser colectiva y autónoma), etc. Aquí, la Constitución es un instrumento al servicio de las personas, la justicia y las sociedades; y no al revés. La Constitución es perfectible y la sociedad y el sistema de convivencia también.
- La Constitución (o cualquier ley) como un texto o herramienta transversal que pueda acompañar el análisis y la investigación de diferentes temáticas. No sería por tanto el objeto de estudio, sino el instrumento del que nos valemos para profundizar en otros campos. Se trataría de preguntarnos qué dice la legalidad sobre…, al igual que habría que plantearse qué dice la historia, la estadística, la perspectiva ecológica, la justicia…
Nosotros en realidad nos sentimos más cercanos a esta última concepción (no sólo), pero esta sección no trata de ello. Aquí simplemente nos posicionamos en esa disputa actual por moldear el carácter de la educación social. Una forma de no volvernos locos. Confiamos en ser capaces de expresarnos con la razón y el corazón, no con el hígado.