Así como en otros campos de la experiencia humana, también encontramos diferentes perspectivas –incluso contrapuestas– y matices a la hora de definir, establecer las causas y prevalencia o abordar la “mucha actividad”, la “hiperactividad”, la “falta de atención” o el “Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad”. Con todas las implicaciones que ello conlleva, no es lo mismo el planteamiento que hace la OMS (págs. 44-48, 2010), que el de la Guía de Práctica Clínica de nuestro Sistema Nacional de Salud (2010), o el de algunas miradas más o menos críticas (María León Sanromá, 2008; Josep Cornellá, 2010).
Por otra parte, también aquí se manifiesta la diversidad de intereses y agentes implicados (familias, escuela, profesionales de la salud y la educación, industria, política…); la evidente influencia del beneficio económico y el comercio en la configuración de los sistemas y las decisiones que afectan a la salud (igual que a la educación…) [Miguel Jara, 2012]; así como el recorrido histórico de un relativamente nuevo “tema” que parece haber dejado tanto algunas luces como ciertas sombras (recomendamos ver el impresionante documento emitido por TVE2, El niño medicado, Marcela Gaviria, 2008). Sigue en TDAH (II)…